dimecres, 8 d’octubre del 2008

Metal Gear Solid: paseo por el capítulo IV


Old Snake baja del helicóptero. Y se hace daño. Lo cierto es que todo está como antes, menos él. Antes, Kojima había deleitado el juego con el inicio de MGS en PSX. Para h

acer honores al sueño de Old Snake, acaba el sueño entrando por la trampilla de ventilación. Como debe ser. Ya de retorno a la realidad, La máscara facial permite rememorar el clásico de la primera consola de Sony con una cara pixelada recordando a Solid Snake. No vale la pena, mejor la máscara de Young Snake y así, de paso, se hace la boca agua imaginando un remake de esta generación. Aunque sería excesivo teniendo en cuenta el reciente Twin Snakes de Gamecube. La entrada vuelve a ser el Helipuerto. Aunque hay un detalle interesante. La canción con la que se cerraba MGS abre el retorno a Shadow Moses (The Best is Yet to Come, el enlace del principio). Esta vez, además, la puerta está abierta. Y qué. Los verdaderos jugones entran por la trampilla. Como en su día. Y se escuchan voces. El diálogo es muy familiar. Es el diálogo original. Old Snake recuerda. Y yo, también.

Todo es familiar, pero sin enemigos. La de sangre que sudamos para conseguir abrir una puerta que ahora se hace muy fácilmente. Normal, todo está de vuelta ya. Incluso el protagonista. Y se llega al laboratorio. Allí Otacon se meo encima. allí hubo uno de los mejores enfrentamientos del juego. Gray Fox si no me equivoco. Ahora se unen lazos. Allí Naomi empezó a odiar. ¿O tal vez me confundo? da igual. Mi mente está como la de Snake, vieja. Donde estaba el tanque de Raven, queda ahora los insípidos Gekkos. Más peligrosos tal vez, pero no a la altura del que fue el enemigo de Snake. Old sigue recordando, y yo también gracias a los comentarios. Por un momento, me pregunto si lo que se dice es real o no. Hasta llegar a campo abierto. Otro de los geniales personajes de Kojima, Sniper wolf, ya no está. Murió allí. Donde Crying Wolf acecha. El combate es más duro que el duelo de francotiradores, pero menos especial. Ligada a los lobos, la chica abatida acaba donde acabo Sniper.

Y del paseo, poco más. No ha sido necesario ningún ataque CQC a escondidas. Ni saltarse demasiadas alarmas. Lo que fue un juego entero, ahora solo es un baúl de recuerdos con máquinas más poderosas como enemigas. Pero hace su función. Marcar la diferencia de este juego, MGS4, del resto. Las sensaciones no se pueden explicar. Cada rincón merece ser visto una y otra vez. Intentando recordar quienes vigilaban desde ahí, donde nos escondíamos. Para cerrar el acto, una lucha con un personaje como los de antes: Vamp. Alguien con carisma. Alguien alejado de una simple máquina humana. Para cerrar el círculo, Rex disponible en una batalla épica contra Ray. Un duelo de mechas como Kojima sabe. Después solo queda el último paso. Acabar con Liquid. Antes, el broche de oro. Y es que si Raiden, y Naomi, debían morir en algún sitio, ese era Shadow Moses. Old Snake también podría haber muerto allí. Pero todavía no le toca. Perro Viejo.


P.D: jugar como lo hace el tío del vídeo al principio debería ser delito.


1 comentari:

Ryu_gon ha dit...

Desgraciadament, encara no he pogut jugar al quart joc. I dic encara perquè confio plenament que Konami s'acabarà baixant els pantalons i en cedirà l'exclusivitat a Microsoft.

De totes maneres, aquest post teu m'ha fet recordar per uns moments la grandíssima qualitat del primer MGS per PS. Un joc imprescindible a tots els nivells.

Felicitats pel blog!